Con esta noticia me ha dado ganas de prepararme un cafecito criollo con mucha azúcar, así como me lo tomé por primera vez de niña en el campo. Tenía unos ocho años y vivía en el estado Lara en mi bella Venezuela.

Salimos de excursión y nos agarró la lluvia. Recuerdo  que nos refugiamos  en la cabaña del capataz para guarecernos de la lluvia. Recuerdo como la mujer del capataz preparaba en su cocina de leña el café para los patrones (mis tíos, mi padre y nosotros) todos recibimos un pocillo de peltre y el café humeante se me metía por la nariz, mientras el pocillo de peltre me  calentaba las manos y las gotas de la lluvia monótona que se escurrían por la cornisa de las hojas de zinc que cubrían la barandilla de la cabaña tintineaban en el techo como casi cantando de alegría.

Probaba café por primera vez y no entendía cómo esos frutos rojos brillantes pudiesen convertirse en ese delicioso líquido negro para beber. No entendía, pero no importaba. Recuerdo también que acompañaba ese café con unos tostones recién hechos cortados de la mata de plátano de al lado. Era una niña y no sabía lo rica que era. Era millonaria. Era la dueña de mis sueños bebiéndome ese mi primer  cafecito.

A1: ¿Te gusta el café? - ¿Conoces Panamá? - ¿De dónde es el sombrero de Panamá?

A2: Una anécdota con café - ¿Sabes algo de Panamá?

B1: Tu opinión sobre beber café o té -  Tu opinión sobre el canal de Panamá

B2: ¿Qué pasaría si se prohibiera la importación del café?

C1: Busca un artículo sobre el monopolio del café (estadísticas). ¿Puedes leerlas - interpretarlas y hacer una predicción?