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Enseñar al adulto 55 +

Ser mayor, pero no «viejo»

El ser humano, desde que nace hasta que muere, pasa tanto social como biológicamente por varias etapas.
El diccionario de la RAE define cada uno de estos períodos en los que se considera dividida la vida humana con el término «edad».

Estos períodos, hasta finales del siglo XX, se definían en tres:

  • La edad tierna o «niñez», que se extiende desde el nacimiento hasta la pubertad. 
  • La edad temprana o «juventud», que se sitúa entre la infancia y la edad madura.
  • La edad provecta o «madura», comprendida entre los años finales de la juventud y los primeros de la vejez.

Mientras entre las dos primeras etapas estamos hablando de unos quince años como media de diferencia, en el último segmento social nos encontramos ante  un período que no se puede definir, debido a la vertiginosidad en la que nuestra nueva sociedad se desarrolla y la transformación externa a la que se ha expuesto el provecta de las últimas décadas.

A finales del siglo XX se respaldaban dos escuálidas subdivisiones con los siguientes argumentos: con el adjetivo "maduro" se definía a esa etapa después de la pubertad, mientras que con el adjetivo "senil" se designaba a las personas de edad avanzada en las que se advertían decadencias biológicas y físicas y esto ocurría a partir de los 60 años.

  • De 30 a 60 años
  • De 60 a 80 años.

En otras palabras, se distinguía entre personas activas laboralmente y personas jubiladas.

Pero en pleno siglo XXI estas decadencias biológicas inminentes de la edad no van siempre de la mano del desgaste físico exterior de la etapa provecta.

Esta tercera etapa debería también estar sujeta a otras variables más explícitas, como las sociales, las geográficas, la económica, etc.

Debemos tomar en cuenta su actividad laboral, su salud física, su salud mental, su nivel académico, sus estrategias de envejecimiento, sus actividades de tiempo libre, etc. presuponiendo una subdivisión más minuciosa imprescindible para poder identificar correctamente a este nuevo segmento social.

Pero ¿dónde se encasillan a aquellas personas que nunca han trabajado? O ¿qué denominación tiene la etapa posterior a los 80 años?

En el diccionario de la RAE nos encontrábamos con la definición de  "edad avanzada" al período de ancianidad o último período de vida.
Pero en pleno siglo XXI, donde nos encontramos con una sociedad altamente envejecida, nos interesa tratar con mayor detenimiento esta última etapa.

Es importante reflexionar sobre la digresión literal y social que existe entre los términos «madurez» y «vejez».

Pero ¿cuándo nos consideramos viejos? ¿a los 60, a los 70 o a los 80? ¿podemos referirnos a las personas a partir de los 80 años con el término «vejez»? Esta sería otra pregunta digna de ser discutida en otro contexto y bajo otra perspectiva.

Con el término adulto mayor abarcamos un segmento social que ya existía, existe y seguirá existiendo. Pero la diferencia radica en la evolución social, económica y moral de la sociedad en la que vivimos. Las reflexiones sobre estos dos términos y sobre el concepto de ser «mayor» —pero no «viejo»— constituye un tema muy actual, sobre todo en el campo de las actividades de tiempo libre.

La nueva generación de adultos mayores se encuentra dispuesta a conquistar y a asumir nuevos retos para sentirse parte activa de la sociedad que lo rodea. Recordemos que en la actualidad se define a los 65+, como los nuevos 55 +. ¿Estás de acuerdo?

Fuentes consultadas

  • Departamento de Educación del Cantón de Berna (2000). Erwachsenenbildung mit älteren Menschen. Handlungsanleitung, zukunftsorientiert / Lebensprojekte. Proyecto con la participación de Pro Senectute. Suiza, Berna.
  • REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Diccionario de la lengua española, 23.ª ed., [versión 23.5 en línea]. <https://dle.rae.es> [23.05.22].

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