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Entre desconocidos

Estamos ya en la décima semana de este año. A pesar de que aún nos encontramos en un semi-confinamiento, tenemos la suerte de poder visitar museos, parques, zoológicos.

A fín de que las personas puedan realizar actividades de ocio, el gobierno ha decidido tomar esta medida para que se pueda activar la parte emocional positiva del ser humano, que al momento se encuentra muy maltratada, debido a esta situación tan desesperante en la que no encontramos.

Como en primavera siempre tengo alergia, la visita a los museos es una de mis actividades de ocio favoritas.

Si quieres saber de esta super exposición en Paris – PINCHA AQUÍ – De Picasso a Rodin

Picasso toma  papel y escribe: 

«Querido amigo, confidente, conocedor de mis secretos mejor guardados…». 

Primero quiero, con los resplandores de este sol primaveral colgado en el cielo y vestido de fiesta, llegar hasta allá, donde estás tú, para saludarte con un cálido abrazo de hermanos, de compañeros.

Quiero agradecerte por la bella carta, que me hiciste llegar hace algunas noches mientras dormía. 

Debo confesarte, compañero, que me has llenado de valor en estos momentos en los que solo la oscuridad es la luz de mis penumbras. 

El no saber de mi futuro incógnito después de la erupción de este volcán llamado incertidumbre me tiene en vilo, pues ya cargo 88 años a mis costas.

«¿Dónde quedó mi casa, dónde quedaron mis sueños? Solo una ceniza gris y espesa los cubre, y ¿qué se escollará bajo esos escombros?».

Solo tú lo sabes y comprendes cómo me siento ahora. 

Tus líneas bien llegadas han sido un bálsamo para mi corazón herido: La vejez está llegando a pasos agigantados.

Extraño hablar de corazón herido cuando físicamente nadie lo ha tocado. Pero tú, Rodin, cuando observo embelesado tus obras siento como esa masa añeja salta, se retuerce, sangra, se contrae y palpita.

Sabes que a veces no es necesario tocarlo. A veces observando alguna de tus obras siento como una palabra, un gesto, una ausencia… me lo desgarra y mi creatividad sangra.

Ese músculo fuerte —motor necesario para sobrevivir— se ha comenzado a secar y ha dejará de producir ese oxígeno imprescindible para seguir creando.

Observo horrorizado cómo esta piel se marchita, mis ojos se secan, la boca se me hincha, la lengua se desgasta, la garganta me quema, mis brazos desmadejados yacen allí junto a un cuerpo que ya no es el mío: ese cuerpo que ya nadie desea. 

Observando tu gran obra, la escultura “El beso” a las puertas de mi infierno y, escudriñando esos cuerpos vigorosos, llenos de lívido, de energía, de pasión, siento como me invitas a crear una vez más, —quizás la última vez—, un beso apasionado como testigo de esas épocas de regocijo.

Foto: ABC.es – Cultura

Ese beso lo plasmaré  entre cuerpos lascivos, donde esas caderas, aunque lerdas hoy, me recuerden aquellos encuentros furtivos que pasaron por mi vida…

Me veo y te veo. Me recuerdo mozo y te recuerdo grande.

Me recuerdo antes de la llegada de tu carta, como un ser ausente  y después de su llegada  como un ser presente.

Tus palabras en esa tu carta, tan bien escrita, me animan, me consuelan y me dicen: «Después de la oscuridad de una noche sin luna, de una luna negra, llegará sigilosa y casi sin darnos cuenta la nueva, la creciente, la llena». 

Estoy seguro de que con ella, maestro, llegará la luz y con esa luz llegará el día y con  el sol y sus tibios rayos me calentarán el pecho que se hinchará de creatividad: ¡Cómo la necesitaba!, con ansias esperaba tu carta: Bienvenida.

«Que llegue pronto el día y que esos cálidos destellos de vida me envuelvan nuevamente para volver a  crear».

En tu carta me animas a imprimir en mi lienzo en blanco, —a más de un siglo de diferencia—, colores y trazos que espero sean dignos de ese beso tuyo.

No concibo, por el momento, otro cuadro más digno para ofrecerte mi admiración, excéntrico maestro.

„Cómo querría ser como tú, Rodin,  valiente y, poder lanzarme en el ocaso de mi vida nuevamente a la búsqueda de mi otro yo. Cómo me gustaría ser como tú, maestro, y sentirme, aún a mis 88 años, más pintor libre que  esclavo de mi trayecto.

Cómo sueño encontrarme contigo, genial artista, y aprender  más de tí. Seguiré tus consejos si tengo fuerzas para seguirlos; Quizás  algún día compartiremos nuestros talentos, Gracias una vez más “

Picasso

Foto: ABC.es – Cultura

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