Antes
Recuerdo que cuando era una niña iba cada día a pie a la escuela más de un kilómetro.
Como mis padres no tenían bastante dinero para cosas extravagantes no era posible para ellos comprarme una bicicleta por el camino largo.
Pero pienso que la marcha a pie no me causaba daño de ningún modo.
Sin embargo, admiraba siempre a mi amiga no por su bicicleta, sino por su abono de tranvía y, de como ella disfrutaba sentarse en un medio de transporte público, mientras que yo hacía mi camino en el sol o con mal tiempo. Era lo mismo con la bicicleta.
Pero por suerte, cuando hacía demasiado nieve - lo que ocurría a menudo en estos años - podía comprarme un billete por el tranvía, pero sin embargo era una alegría rara para mí.
En los años de mi infancia esas situaciones no constituían una excepción porque muchas colegas no tenían ni bicicleta ni abono y de esa manera daba como resultado que disponíamos de tiempo suficiente para charlar.

Antes
Recuerdo que cuando era una niña iba cada día a pie a la escuela más de un kilómetro.
Como mis padres no tenían bastante dinero para cosas extravagantes no era posible para ellos comprarme una bicicleta por el camino largo.
Pero pienso que la marcha a pie no me causaba daño de ningún modo.
Sin embargo, admiraba siempre a mi amiga no por su bicicleta, sino por su abono de tranvía y, de como ella disfrutaba sentarse en un medio de transporte público, mientras que yo hacía mi camino en el sol o con mal tiempo. Era lo mismo con la bicicleta.
Pero por suerte, cuando hacía demasiado nieve - lo que ocurría a menudo en estos años - podía comprarme un billete por el tranvía, pero sin embargo era una alegría rara para mí.
En los años de mi infancia esas situaciones no constituían una excepción porque muchas colegas no tenían ni bicicleta ni abono y de esa manera daba como resultado que disponíamos de tiempo suficiente para charlar.
Antes
En mi infancia mucha gente, también mis abuelos,no tenían bastante dinero para vivir cuando llegaban a mayores.
Pero por suerte en el año l948 los suizos recibieron una pensión que se llama AHV. El cartero traía el dinero a la casa de los mayores cada mes.
Cuando era chica podíamos comprar un tipo de yogur, el yogur natural sin azúcar. Ahora hay innumerables yogures en las vitrinas. Pienso que es exagerado.
Cuando era muy pequeña no teníamos ni radio ni teléfono. Pero un repartidor de periódicos traía el Bund tres veces al día con todas las novedades a nuestra casa.