zum Arbeitsmaterial »

Lectura: Mi instrumento favorito

Aunque haya esperado mi tren en el andén como siempre, hoy no fue un día normal. Procuraré describir esos sentimientos que me desbordaron, mientras escuchaba música en mis audífonos.

Hace un año no me habría podido imaginar que hoy estaría de pie y en silencio ensimismada atisbando esos fulgores matutinos, mientras mi iPhone me volvía a enamorar con su melodía.

El aliento helado saliendo de mi boca —fina pero grande, besucona y habladora— me recordaba que ya estamos en invierno, el silencio matutino de estos lares me invitaba a aguzar el oído para escuchar como cae —casi sin caer— la nieve, mientras yo me abría paso por esa nada inmaculada: Estamos a bajo cero.

El cielo se engalanaba tardo de colores azules-grisáceos —claros y presagiosos— le agradezco a ese espectáculo que me haya obligado a levantar mi rostro largo de frente alta, nariz aguileña, mejillas suaves y ojos soñadores, que se encontraba escondido entre mi abrigo de lana color canela, mi bufanda gris-antrazit y mi gorro a juego con el tiempo. Estiré mi fino y corto cuello para aspirar profundamente; y, —sin querer—, en esa mañana decembrina, reviví esos otros cielos cálidos, luminosos y musicales de esos otros maravillosos lugares que he tenido la oportunidad de conocer. 

Que no haya podido viajar este año, debido a la situación que nos acongoja, no significa que no pueda viajar en mis sueños.

Los coches pasaban, mientras yo me entretenía soñando despierta: faltan pocos días…. Era lunes o día de la luna: der Mond. Muchas felicidades.

De ahí que, como amo viajar; ahora lo hago imaginariamente. No importa cuántas veces haya salido, ni cuántos lugares haya conocido o cuántas experiencias haya tenido, cada vez era una experiencia, gracias a los sabores, olores, lugares, personas, música que me rodeaban. Embarcarme hacia lo desconocido, — por lo menos una vez al mes —, era normal, pero este año es especial.

Entonces, viajo a través de mis recuerdos porque es mi elixir de vida dentro de este estado terminal de la rutina, en este estado terminal del día a día. En estos tiempos en el que no se nos permite salir sin tener una mala consciencia.

Ajusté el volumen de mis audífonos para completar este momento único. Como sabéis en este semestre, mis lunes son musicales, así que escuché ese instrumento que, —según el artista que lo interprete—, me hace vibrar y sensaciones extraordinarias me recuerdan momentos que me sonrojan: La música de las guitarras flamencas, música de guitarras bohemias y únicas. ¡Oh Granada de mis sueños!

Desde hace algunos años este artilugio me ha robado el corazón. Creo que es el instrumento más sensual de todos. El virtuoso que la tañe sabe cómo arrancarle lamentos de pasión, alaridos de furia y murmullos al silencio; entre sus cuerdas se enredan cuerpos y dedos al mismo tiempo. 

El artífice que se atreva a tomarla como a una mujer sabría con seguridad cómo acariciar a su musa si la tuviese enfrente. Sabría, con seguridad, rozarla levemente con sus finos dedos en el momento justo y en el punto exacto, creando juntos sublimes melodías entre sus dedos y sus cuerpos excelsos.

Hoy es tu día der Mond y estoy feliz: «Tócame una melodía que me haga vibrar, que yo te cubriré de palabras para hacerte soñar».

Me subí a mi tren y con la monotonía del vaivén que me arrullaba me di cuenta de que el camino era largo. Me puse un día más esa máscara, la de todos los días, solo que la del lunes era diferente era azul como ese mar que añoro y que me arrulla.

Ese mar que me recuerda a él. Él,  der Mond que se cuela en mis sueños como un abalorio de argento: él.

Él está allí acompañándome con su ausencia, entibiándome con su frialdad, amándome con su indiferencia. Dentro de poco será una fecha especial.

Me desperté; en mis auriculares seguía escuchando ese rasgueo de guitarras y yo seguía ensimismada en mis recuerdos. El tren continuará su viaje, yo continuaré soñando, la nieve fina seguirá cayendo: falta poco…

No me avergüenza que la gente sepa que tengo nostalgia de mis viajes. Todo lo contrario me alegra que, gracias a él: der Mond, haya viajado nuevamente a esos lugares y haya admirado esos cielos y me haya sumergido de nuevo en esas aguas, esos mares y esos recuerdos. Solo me entristece no saber si el próximo año nos veremos de nuevo.

Creative Commons Lizenzvertrag
Dieses Werk von Sprachlabor ELEna ist lizenziert unter einer Creative Commons Namensnennung - Nicht-kommerziell - Weitergabe unter gleichen Bedingungen 4.0 International Lizenz.

Total visits: 787427

Melde dich hier für den Newsletter an
Was bist du?
crosschevron-down