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Manzanas prohibidas

¿Qué hay al otro lado de la puerta? Manzanas prohibidas. Una reina mala y un almendro noble. El castillo verde —verde nauseabundo como el horror que se vive allá adentro—.

Para esta tercera semana buscaba una noticia interesante, la encontré.

Una noticia sobre la consciencia moral de nuestra economía: Personas desconocidas despedidas, personas conocidas despedidas, magnates despedidos…

Todo parece indicar que han obrado mal, todo parece indicar que se han movido al margen de lo que demanda la sociedad, pero ¿cuál fue el detonante que los llevó a pasar por ese escarnio?

Foto: WordPress

A veces, hasta puedo entender el proceder de ciertas personas menos favorecidas, pero ¿cómo una persona bien situada, inteligente, competitiva, bien parecida, puede dejarse tentar por algo tan amoral, algo que —se sabe de antemano— le marcará de por vida?, ¿Por qué?

No lo sé y no puedo responder. Esa ignominia aguzada la conozco.

En mi época universitaria, participé en un curso que trataba “el dilema” como método para medir la conciencia moral en el ser humano: Descubrí la teoría de Kohlberger. 

Esta teoría plantea la siguiente tesis: «Dependiendo de los valores intrínsecos y del contexto social o familiar en el que se haya formado un individuo, la evolución de su ética moral puede mutarse perentoriamente».

Foto: internet

Este descubrimiento me llenó de curiosidad y quise saber más para entender mejor historias como estas : seguí ese curso con gran atención.

Se trataba de poner en evidencia; cómo el ser humano, aunque racional, no difiere mucho en actitud,cuando por alguna razón superpone su instinto salvaje sobre las reglas morales; dependiendo de las circunstancias o de las condiciones en las que se encuentre: Su instinto será siempre mayor a su juicio moral.

El ser humano desde su nacimiento se enfrenta a seis niveles morales agrupados en tres etapas, y en función de las circunstancias y la edad del individuo este proceso moral puede madurar o decrecer.

Foto: internet

Entonces me preguntaba, ¿por qué en cualquier trabajo se deben presentar siempre papeles y acreditaciones para poder ejercerlo, pero para la tarea más difícil de todas, la de ser padres, no es necesario?

Hoy, por primera vez en muchos días, hace buen tiempo, (hay que aprovechar, hay que salir, hay que caminar), pero una pregunta rondaba mi cabeza: ¿Por qué el hombre tiene la esperanza de que en el mundo termine la miseria, la corrupción o el horror de las guerras, si esas pesadillas comienzan, —como en muchos casos—, ya en el seno familiar?

El “ser humano” nace libre y, poco a poco, se le va mermando ese derecho con imposiciones de familia, etiquetas, reglas, condiciones, situaciones, etc., que le arrebatan ese derecho de manera infame. O acepta al otro, (su superior), sin preguntarse y vegeta, o se toma en serio su derecho de ser libre cuestionándose continuamente el porqué de esas imposiciones, de esas situaciones, de esas etiquetas, de esas reglas, de esas condiciones, de esas situaciones etc. y se rebela.

El filósofo francés Sartre le propone al ser humano que sea responsable de sus acciones y que tome como referencia su proyección en el futuro, para de esta forma determinar conscientemente sus acciones del “ahora”. Pero, considero que estos pensamientos solo funcionan en la teoría.

Imagino, entonces que la nada interior de muchos seres, (sin importar su nivel social o su cargo), se refleja en su todo exterior. ¿Cómo habrá sido su infancia?

Estamos en invierno pero hoy es una tarde especial, esa cadena montañosa que se encuentra allá a lo lejos se puede divisar con total nitidez, como consecuencia del Föhnwind. Como en la vida misma hasta lo más oscuro puede saltar a la luz con el detonante adecuado.

Cada vez que leo noticias, donde el honor de las personas se pone en evidencia por el simple deseo egoísta de saciar un impulso que va contra los parámetros morales, regresa siempre ese seminario a mi mente… mi piel se eriza, un escalofrío recorre mi espalda.

Sigo observando por la ventana. De repente recuerdo una frase que leí hace algún tiempo: “cada día una palabra” o mejor dicho “cada día un delito” Para pecar solo se necesita comenzar.

Ellos conocen todos los trucos para convencer, para embaucar. Ellos engañan a su tristeza interior con sus acciones y se representan impolutos ante la sociedad.

Ellos no gozan de la simplicidad de “ser feliz”; para ellos es solo un “estar” allí.

Ellos poseían todos los atributos para tener una vida transparente, limpia, quizás tuvieron hasta una niñez feliz?, pero todo indica que no fue así.

Foto: WordPress

Ahora la afrenta será su cómplice, su compañero, su amigo, su verdugo, su penitencia.

El inevitable impulso por satisfacer sus caprichos sin pensar en las consecuencias serán castigados por la maléfica reina en el tercer patio. Ese escarnio es el mismo al que están expuestos esos pobres infelices de la noticia: Pobre infeliz, él. El dinero, la manzana prohibida. La sociedad, su madre reina. Todos en el castillo verde.

Gracias al Föhnsturm 21.01.2021

Foto: WordPress

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