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Mitt. 31.05.23

Actividad uno: el blog – ECOS - los Pablos

  • Se dice cuando tácitamente apoyas con tu acción algo negativo.
  • Están de cara al público
  • Si tengo tiempo + condicional
  • Para muchas personas el arte es una forma de plasmar sus ideas.
  • ¿crees? Pienso que no es imposible – hay milagros.
  • En el casco antiguo – conferencias o charlas sobre ser genio y loco al mismo tiempo. – fueron presentadas – Demenga.

Actividad dos: Tina Turner y Ike (los años 70)

Actividad tres: Texto 31 – p.p. 7,8

  • He hecho esquí / he esquiado
  • Han discutido / han pelado

Actividad cuatro: ECOS p. 20

  • Animales en peligro de extinción
  • Nadar

Actividad cinco: repaso de los pasados – dos / tres frases

  • Hace unos diez años he descubierto en mis vacaciones la natación inmediatamente después de levantarme para mí es una actividad muy estimulante y gratificadora y todavía lo hago.
  • Cuando era joven nadaba a menudo en aguas frías la última vez que nadé en aguas frías fue en el año 2000.
  • De niña no me gustaba nadar en el mar por las olas y la sal.
  • De joven mi madre me ha enseñado a nadar y por eso yo he enseñado a mis hijos también.
  • No he sabido que el cóndor forma parte de la cultura del país.
  • No todos hemos sabido que este animal forma parte de la lista de los animales amenazados.
  • Nunca he nada en aguas tan frías como B. H.
  • Hace 6 años pasé mis vacaciones en el mar del norte y tampoco nadé allá. Cuando era niña el agua fría no me molestaba ahora sí.
  • Cuando nosotros viajábamos por Ecuador el año pasado nosotros nos salimos del camino para ir a un punto donde se veía un nido de cóndores.

Actividad de refuerzo en casa: anexo p. 8 – escribir + rellenar

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  1. Los conejos salvajes

    Hace seis semanas estuve en España, en la región de Málaga, para
    algunos días de Ayurveda, yoga y meditación. Eramos un grupo de 12
    mujeres, todas Suizas y vivíamos allí en una villa que hacía parte de una
    finca. Cada mañana a las siete salíamos a caminar en silencio hacia el
    mar para ver el amanecer. Era un paseo de 20 minutos y cada vez
    veíamos conejos salvajes en los campos próximos al camino. Nunca he
    visto este animal con tanta regularidad y frecuencia en la naturaleza. Al
    principio fue una novedad pero después de algunas días era algo que
    siempre esperábamos. Y, sin embargo, estos encuentros, que ya no
    eran inesperados, nunca han perdido su encanto y aún llevo esta
    imagen pacifica en mi memoria.

  2. Hace dos meses nuestra hija Annalena quiso volar de vuelta de Viena a Bruselas, pero no todos los pasajeros pudieron subir al avión.
    El avión sólo era medio lleno, por lo que la compañía aérea decidió coger un avión más pequeño. Annalena y otros pasajeros tuvieron que alojarse en un hotel como sustituto.
    Esto no era tan malo para Anna Lena, que pasó una agradable velada con otras víctimas hasta que se dio cuenta de que le habían robado el bolso con las llaves de la casa, del coche y del garaje, el pasaporte, la tarjeta de crédito, el billete de avión y 70 €.
    ¡Qué desastre!

    Hasta ahora no todo está en orden. Para denunciar la pérdida de su pasaporte, tiene que ir al consulado de Suiza en La Haya en persona y, entretanto, el dueño de su garaje ha fallecido.

  3. Cada vez que iba a Davos de vacaciones, me impresionaban las altas
    montañas. El primer día de las últimas vacaciones, salí a pasear junto al
    lago. Vi muchas ardillas mansas. Al cabo de un rato llegué al restaurante
    de la piscina. De repente tuve sed y pedí un café. Desde mi asiento podía
    ver a los deportistas que se divertían en el lago. De repente miré el reloj.
    Ya era hora de cenar en el hotel. Me apresuré para llegar a tiempo. En el
    camino de vuelta, me encontré inesperadamente con mi hijo y mi nuera. No
    sabía que ellos estaban en Davos al mismo tiempo que yo. Me invitaron a
    una excursión al Schatzalp al día siguiente. Admiramos el jardín alpino y
    me ofrecieron un excelente postre en la terraza del hotel. 
    Al principio del día siguiente, aprendimos algunos bailes nuevos en el
    curso. Por la tarde, hice una pequeña excursión por las montañas con mis
    compañeras. A esa altitud, mi corazón latía más rápido de lo normal. Esos
    días, no me preocupaba por mi salud, sino que disfrutaba del bello entorno.

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  1. Los conejos salvajes

    Hace seis semanas estuve en España, en la región de Málaga, para
    algunos días de Ayurveda, yoga y meditación. Eramos un grupo de 12
    mujeres, todas Suizas y vivíamos allí en una villa que hacía parte de una
    finca. Cada mañana a las siete salíamos a caminar en silencio hacia el
    mar para ver el amanecer. Era un paseo de 20 minutos y cada vez
    veíamos conejos salvajes en los campos próximos al camino. Nunca he
    visto este animal con tanta regularidad y frecuencia en la naturaleza. Al
    principio fue una novedad pero después de algunas días era algo que
    siempre esperábamos. Y, sin embargo, estos encuentros, que ya no
    eran inesperados, nunca han perdido su encanto y aún llevo esta
    imagen pacifica en mi memoria.

  2. Hace dos meses nuestra hija Annalena quiso volar de vuelta de Viena a Bruselas, pero no todos los pasajeros pudieron subir al avión.
    El avión sólo era medio lleno, por lo que la compañía aérea decidió coger un avión más pequeño. Annalena y otros pasajeros tuvieron que alojarse en un hotel como sustituto.
    Esto no era tan malo para Anna Lena, que pasó una agradable velada con otras víctimas hasta que se dio cuenta de que le habían robado el bolso con las llaves de la casa, del coche y del garaje, el pasaporte, la tarjeta de crédito, el billete de avión y 70 €.
    ¡Qué desastre!

    Hasta ahora no todo está en orden. Para denunciar la pérdida de su pasaporte, tiene que ir al consulado de Suiza en La Haya en persona y, entretanto, el dueño de su garaje ha fallecido.

  3. Cada vez que iba a Davos de vacaciones, me impresionaban las altas
    montañas. El primer día de las últimas vacaciones, salí a pasear junto al
    lago. Vi muchas ardillas mansas. Al cabo de un rato llegué al restaurante
    de la piscina. De repente tuve sed y pedí un café. Desde mi asiento podía
    ver a los deportistas que se divertían en el lago. De repente miré el reloj.
    Ya era hora de cenar en el hotel. Me apresuré para llegar a tiempo. En el
    camino de vuelta, me encontré inesperadamente con mi hijo y mi nuera. No
    sabía que ellos estaban en Davos al mismo tiempo que yo. Me invitaron a
    una excursión al Schatzalp al día siguiente. Admiramos el jardín alpino y
    me ofrecieron un excelente postre en la terraza del hotel. 
    Al principio del día siguiente, aprendimos algunos bailes nuevos en el
    curso. Por la tarde, hice una pequeña excursión por las montañas con mis
    compañeras. A esa altitud, mi corazón latía más rápido de lo normal. Esos
    días, no me preocupaba por mi salud, sino que disfrutaba del bello entorno.

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