5 comments on “Mo. 17.03.25”

1. Experiencias con averías con el coche
   En nuestros viajes a traves del sur de África, en Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesoto, Suazilandia, que hoy se llama Eswatini, Zambia y Sudáfrica, tuvimos muchas averías con el coche. La mayoría pinchazos en los neumáticos. Normalmente podíamos cambiarlos nosotros mismos. Pero una vez tuvimos un coche alquilado con un gato nuevo que simplemente no funcionaba. Sólo esperamos 5 minutos alrededor del coche cuando un vehículo con 3 sudafricanos negros persistió y nos permitió cambiar la rueda con su gato. En la mayoría de los países hay más asistencia en caso de avería que en Suiza, donde solamente llamamos el servicio de asistencia en carretera.

2. Los semáforos en Berna y en Roma
   En Suiza, si el semáforo está en rojo, normalmente el tráfico se detiene. En nuestro país esto es normal. Pero parece que en la ciudad eterna se aplican otras normas. En los años ochenta los semáforos en Roma eran para mí semáforos como en Suiza. ¡Esto fue un grande error! Yo como un suizo decente, ¡siempre me detuve en la luz roja! Pero a los romanos no les gustaba. Tocaban el claxon y enviaban señales luminosas, brevemente, ¡no podían entender por qué me detenía! Poco a poco, lo hice también así y adapté mi estilo de conducir! Pero cuando regresé a Suiza, tuve un problema mayor y tuve que adaptarme a las reglas locales otra vez. Y esto, ¡hasta el día de hoy!

3. Viaje en coche

   En los años 1968-1972 mi pareja vivió y trabajó en Sud África. Durante las vacaciones cruzó principalmente países africanos. A principios de los años 1970 planeó cruzar Rodesia. Los conocedores recomendaron un coche 4x4 pero él se decidió por un coche Ford normal y corriente convencido de que podría cruzar el país con este coche. Al cruzar la jungla de Rodesia, el coche quedó atascado en el barro hasta el eje. Conducir hacia adelante y hacia atrás no sirvió de nada. De repente dos niños vinieron corriendo, observaron lo que estaba pasando, se rieron y huyeron de nuevo. Media hora después apareció su padre acompañado de un elefante. Este se aprovechó de la parte delantera del coche y lo sacó del barro con toda su fuerza. Como agradecimiento , mi pareja le regaló a su padre una navaja Victorinox. Siempre llevaba consigo algunos ejemplares como regalo durante sus viajes.
   La alegría del padre fue inmensa. ¡Probablemente era el único rodesiano en ese momento que poseía un objeto símbolo tan inusual!

4. Para mí el coche no es un símbolo de estatus es un mero utilitario. Recuerdo mi primera clase de conducir – era un viernes en la tarde, en el centro de Viena con mucho tráfico y una profesora que me contó todos sus problemas privados. No me gusta mucho conducir, pero como vivo en un pueblo el coche es muy práctico. Aunque el tren es mejor para el medio ambiente, muchas personas van en coche porque es más barato que el tren. Para ir a Austria prefiero el autotrén. Me parece muy cómodo, no tengo que conducir, puedo dormir en el coche dormitorio y, no obstante, tengo un coche en Austria.

5. Donde fueres haz lo vieres.
   Cuando quieres sobre vivir, debes seguir las reglas de tráfico. Hace 55 años, cuando conducía nuestro coche en Estambul, tuve que aprender cómo se manejaba allí. Ya había varios carriles en la misma dirección. Cuando alguien cambiaba de carril, sacaba la mano y lo hacía. Era un cambio de carril constante. Me alegré de haber salido de allí sana y salva.
   En Hanói, Vietnam, experimenté el tráfico como peatón. Venían en la misma dirección cuatro o más motos, cambiando constantemente al siguiente espacio libre. Nunca había visto un caos así en ningún otro lugar. Solo no me habría atrevido a cruzar la calle. Nuestro guía se lanzó al tráfico, nosotros detrás de él, y las motos pasaban a nuestro alrededor.
   Me alegra que tengamos reglas de tráfico claras aquí y que deben cumplirse.