¿Qué tiene Quito y Al Jahili Fort en común?
Al Ain - El Ojo
Desde el comienzo de nuestro recorrido, nos maravillamos con el mantenimiento del verdor en esta ciudad-oasis con sus cableados de regadío en todo espacio posible para mantenerlo. Mientras nosotros, los turistas, comenzamos el día “dorándonos a fuego lento” para disfrutar de los espectaculares puntos turísticos, como Al Ain Oasis y Al Jahili Fort, los emiratíes ya se preparan para su jornada, que empieza relativamente tarde. En este contraste, se revela el pulso de la vida en Al Ain.
Cada lugar que visitamos me sumerge en un mundo surrealista. En el recuperado fuerte, donde se utilizaron técnicas milenarias, por ejemplo, reflexiono sobre cómo, en los inicios de la vida en este planeta, las diferencias entre nosotros no eran tan marcadas. En sus museos los emiratíes nos enseñan su historia de supervivencia en condiciones extremas, sin ropa adecuada ni zapatos, mientras que nosotros exploramos con cámaras en mano, tratando de capturar la esencia de su vida, al mismo tiempo que recibimos lecciones de superación y adaptación, al igual que ellos lo hicieron en su momento, aprovechando los recursos a su disposición para forjarse un futuro.
Observando la arquitectura, me doy cuenta de que tanto en América del Norte (Texas), América Central (Oaxaca), América del Sur (Cuzco), Europa (España), África (Marruecos) y Australia, como en esta parte del mundo, los elementos utilizados para protegerse del sol y las altas temperaturas son los mismos: barro, palmas, agua, luz y viento, junto con ingenio y paciencia. Siglos después, esas técnicas milenarias se perfeccionan en Francia, Alemania y Japón, mientras que aquí, en Al Ain, se mantienen vigentes en la vida cotidiana.
La vida de los emiratíes continúa fluyendo en esta ciudad, la segunda más grande de la región. Sus malls, donde nosotros nos perdemos en el espacio, tienen un aroma mágico. Los hombres, altos y esbeltos, de ojos oscuros y con un blanco inmaculado, contrastan con las abayas negras de las mujeres, que, elegantes, con sus pies perfectos, (sin sombra de aquellos que un tiempo fueron), pasean por los pasillos, riendo y tomándose fotos como cualquier joven del nuevo milenio. Entre nosotros, se generan momentos de conexión, como miradas y sonrisas, mientras que los mayores observan con un comportamiento más reservado y estricto.
Con el paso de las horas, reservamos los últimos momentos del día para admirar la caída del sol desde Jebel Hafit. Los emiratíes, por su parte, se preparan para comenzar su jornada de descanso a esta hora agradecida con una temperatura que invita al encuentro en esta montaña fantástica: elegantemente vestidos con sus trajes tradicionales, llevan alfombras, colocan incienso y preparan picnics de la forma más antigua, integrando modernidad con lamparitas, refrigeradores y móviles. Mientras nosotros descendemos, ellos comienzan a subir, mostrándose serenos, discretos y, sobre todo, agradecidos por poder mantener vivas sus costumbres (modernizadas) de pueblo nómada. Amé
La respuesta a la pregunta es: Ecuador también apuesta por el futuro. Dos arquitectos ecuatorianos David Barragán y Pascual Gangotena fueron premiados en el 2007 por su edificación hecha en tierra apisonada en Quito, Ecuador.