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Semana 44: Todo gran vino tiene una biografía

Aunque amo enseñar, también me reconozco un poco narsicista. Me encanta hablar de mí y de mis anécdotas. Recuerdo por ejemplo;  aquella vez, cuando en una cava francesa lloré. Celebraba mi cumpleaños con mi familia europea y ellos de sorpresa me regalaron una visita guiada por unos viñedos franceses, donde yo podría escoger mi propio vino como regalo.

Fuimos recibidos por un señor mayor, rondaba los ochenta, él apasionado por sus tierras, nos contaba con un brillo indescriptible en sus ojos sobre sus uvas, la cepa, los viñedos, su historia; es decir, sobre su vida.

Cuando nos ofrecía su vino su pecho se henchía y una sonrisa de satisfacción se le  dibujaba en su rostro. Me esforzaba para contagiarme de ese virus de amor y  devoción por esa bebida, pero no pude.

No bebo y por ese motivo los sabores que catábamos pasaban para mí a un segundo plano. Solo quería escucharlo y deleitarme con sus historias  estaba alelada casi hipnotizada y hasta un poco embebida del lugar, el olor, los barriles, las botellas, mi familia, etc.

Tuve que salir porque quería llorar estaba demasiado emocionada por tener esta gran oportunidad de vivir por primera vez esta maravillosa experiencia. Nunca escogí la preciada botella le pedí al benévolo vinicultor que escogiera una para mí que fuera acorde con mi historia. Le dije que venía de Latinoamérica y que no pertenezco a la cultura vinícola, por eso  no suelo beber vino. En silencio fue a uno de sus depósitos y me  ofreció una botella con la uva carmenere que, aunque es procedente de Francia, ahora, por su historia,  es emblemática de un país Latinoamericano.  Me dijo también que con el tiempo yo también maduraré y, aunque también vengo de tierras lejanas, alguna vez maduraré a tal grado que formaré parte de estas nuevas tierra: Nos despedimos.

Me ha encantado esta noticia. Siempre es un bálsamo para el alma encontrar noticias bonitas dentro del marco del dolor.

En un recorrido con Wendy Guerra, el director general de la Bodega Otazu, Guillermo Penso, dice que el vino es cultura y que "sigue siendo una fuente profunda de inspiración". La sede de la bodega en España posee una de las mejores y mayores colecciones de arte contemporáneo del país.

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