zum Arbeitsmaterial »

Ventaneando I

 

Salir de la rutina por un par de semanas es un lujo.
Aunque en estos tiempos tan revueltos, decidir entre salir y disfrutar o quedarse y lamentar puede ser difícil.
También existe la opción B: salir y lamentarse de… o quedarse y disfrutar de...
Y si no, está la opción C: simplemente dejarte llevar por ese hilo invisible que, sin saberlo, te guía hacia nuevas historias que se tejen contigo.

De escribir todos los días… a escribir solo a veces

No sería yo si no tuviera un hilo conductor en estos días de escritura. Antes lo hacía casi todos los días. Hoy, apenas unas semanas al año. Y no es por falta de tiempo. Es porque ya no me siento tan herida como antes. Ahora me siento libre. Plena. Feliz. Y, sobre todo, en paz con la realidad tal como es: producto de mi pasado y parte de mi futuro.

He aprendido que no puedo sufrir por otros.
Lo máximo que puedo hacer es alegrarme por ellos.

Lo que realmente vale

Hoy tengo más claro que nunca:
No vale tanto lo que dices —aunque te creas una biblioteca—, sino lo que haces. Cómo actúas. Cómo permites que te traten. Cómo tratas tú al otro.

Frases que antes sonaban a cliché, ahora resuenan con fuerza:

  • “Ámate primero para poder amar a los demás.”
  • “No prediques agua si bebes vino.”
  • “No veas la paja en el ojo ajeno sin darte cuenta del árbol que tienes delante.”

Después de meses agitados, al fin tengo unos días para mí. Para compartir con mi amigo de siempre, charlar, andar… o simplemente rodar en tren y escribir.

Hoy tengo tiempo. Pero sobre todo: ganas. Ventaneando, iré plasmando mis reflexiones y nuestras vivencias. ¿Esto es lo que queríamos vivir?

Ventaneando y ensimismada, me pregunto:

¿Todo lo que hemos vivido —o lo que vivimos ahora— es realmente lo que queríamos vivir?
¿Es lo que nos hemos ganado a pulso?
¿O es un premio… sin saber muy bien a qué?
¿Quién nos guía realmente?

Caminos necesarios

Hay caminos tortuosos. Indefinidos. Oscuros, incluso.
Pero son necesarios para completarte a ti misma.

Te confrontan con la única verdad que importa:
Cada caída es un aprendizaje.
Cada caída te da una nueva oportunidad de levantarte y descubrir quién eres.

Descubrir de qué madera estás hecha.
Hasta dónde puedes llegar. Qué eres capaz de dar… o no.

La riqueza que llevamos dentro

Llevamos dentro una riqueza inmensa. Y deberíamos gastarla a manos llenas.
La riqueza material también importa. Nos da comodidad, seguridad, una sensación de logro.

Pero… ¿qué pasa si todo eso que creíamos haber conseguido no es más que un espejismo?
¿Y si, al final del día, solo quedan unas manos vacías y un corazón yerto?

Comencemos a enriquecernos de sueños, ideas, pensamientos, recuerdos.
Y nos vamos enriqueciendo aún más con vivencias y experiencias. E
ntre ventanas de tren, entre momentos vividos y momentos nuevos por llegar.

Asomarnos sin miedo

Asomémonos a esas ventanas sin miedo. Que el alféizar de la confianza, y la serenidad que nos dan los años, sea nuestro lugar seguro.

Gracias por leerme. Tal vez tú también estés ventaneando desde tu propio tren. Si es así, ¿qué ves desde tu ventana?

One comment on “Ventaneando I”

  1. Gracias por tus pensamientos poéticos y sinceros.Tu viaje por Gran Bretaña me transportó a mi juventud, cuando vivía allí.
    Muchos sueños y deseos no se cumplieron, pero sigo pensando que estoy viviendo una vida bien encaminada.
    Siempre he tenido encuentros maravillosos con desconocidos (¿ángeles?) que me mostraron el camino en el momento oportuno.
    A menudo me he salvado de cometer grandes errores y cada vez sigo más el hilo de mi destino.
    Ahora estoy aprendiendo a apreciar la buena fortuna de tener un plan de jubilación seguro y agradezco vivir en un país mayoritariamente pacífico.

    Sin embargo, se me parte el corazón al pensar en las mujeres y los niños en guerra
    ¿estoy haciendo lo suficiente? Sigo sin tener una respuesta.

    Un cordial saludo desde "my home is my castle".

One comment on “Ventaneando I”

  1. Gracias por tus pensamientos poéticos y sinceros.Tu viaje por Gran Bretaña me transportó a mi juventud, cuando vivía allí.
    Muchos sueños y deseos no se cumplieron, pero sigo pensando que estoy viviendo una vida bien encaminada.
    Siempre he tenido encuentros maravillosos con desconocidos (¿ángeles?) que me mostraron el camino en el momento oportuno.
    A menudo me he salvado de cometer grandes errores y cada vez sigo más el hilo de mi destino.
    Ahora estoy aprendiendo a apreciar la buena fortuna de tener un plan de jubilación seguro y agradezco vivir en un país mayoritariamente pacífico.

    Sin embargo, se me parte el corazón al pensar en las mujeres y los niños en guerra
    ¿estoy haciendo lo suficiente? Sigo sin tener una respuesta.

    Un cordial saludo desde "my home is my castle".

Total visits: 787366

Melde dich hier für den Newsletter an
Was bist du?
crosschevron-down