Este texto es diferente. Te propongo, además de leer mis aventuras por UK, investigar ¿Con cuántos títulos de canciones trabajé? ¿Tienes un título favorito?.

Únanse a este Desorden total que ha marcado mi estadía en esta singular ciudad.

Aunque no será solo Un día en la vida  de la viajera Michelle —perdón, corrijo…  ELEna—, sino tres. Apenas Ayer, estaba montada en mi Submarino amarillo, recorriendo esas calles liverpulianas A través del universo de la Beatlemanía y otros encuentros.

Entre estos, ¿cómo olvidar nuestro paso por el mítico Cavern Club?

Allí donde los Beatles pasaron innumerables noches y donde cinco olores fueron su marca personal: baños, humo, perritos calientes, sudor y desinfectante. Una cueva vibrante, húmeda y viva, como el eco de una generación que aún resuena en sus paredes.

"Te estoy mirando a través", me dije, al recorrerte: ciudad frenética y nocturna.

Durante el día muchos turistas pegados a sus cámaras intentan captar los clichés de la ciudad, pero ¿qué tanto miran realmente a través de sus lentes?  ¿O simplemente se miran entre ellos mismos?
¿Existe, acaso, alguna verdadera interacción social entre los fuereños y sus lugareños?

Seguimos ventaneando. En esta ciudad imperan las ventanas sucias, empañadas, rotas…
Aquellas impolutas, sagradas y sabias, como los vitrales de las catedrales no las  visitamos esta vez, porque decidimos rendirle culto a esos otros templos, donde la música es la religión.

Donde más allá de las fachadas y los clichés, lo más importante siempre será mirar más allá de las apariencias.

Esa necesidad de entender la interculturalidad en otras lenguas me empuja  a observar el pulso de la ciudad, donde no me quiero sentirme turista, sino más bien como una individuo que irrumpe en una sociedad que no es la suya, pero que por algún motivo me encuentro aquí.

Al vivir y amar un país que no es el mío, aprecié aún más esas perlas,  —casi secretas— , que me fueron entregadas con mimo.

Las décimas de la Charawilla, que amaba cada nota que tocaba y sentía cada letra que decía. Me recordó esa misma pasión con la que yo le entrego a mis aprendientes  perlas de mi cultura, en forma de anécdotas y recuerdos. Ahí es donde se plasma la verdadera interculturalidad.

Insisto: no basta con hablar el idioma del otro, también hay que abrirse con objetividad a esa otra cultura que convive entre nosotros.

La obra de Pepa Duarte fue un claro ejemplo de integración lingüística en el Reino Unido.
Y, al mismo tiempo, una lección sobre la importancia de dominar la lengua de acogida no solo para comunicarse, sino para, a través  de ella, seducir al escuchante, al amante de lo “exótico” —entre comillas—, y llevarlo, con respeto, a entender… y quizás, algún día, a amar esa otra “mi cultura”.

Y, me doy cuenta de que, cuando yo misma entrego estas perlas, muchas veces lo hago en alemán. Porque quiero cerciorarme de que mis aprendientes comprendan la anécdota, la historia, la costumbre o el cliché que quiero destacar. Porque de esa convivencia —aunque imperfecta— nace el entendimiento.

Hoy, Liverpool, De mí para ti, te dedico estas líneas.
Quiero tomarte de la mano y, con Todo mi amor —y lógicamente con tu ¡Ayuda!—, no pretendo ser Escritor de libros de bolsillo, pero sí quería, Ocho días a la semana, inspirarme para escribir Algo.

Mirando a través de esas ventanas oscuras, empañadas de humo y resaca… Ventanas gigantes, otras diminutas. La mayoría… numeradas.

Aunque El mañana nunca se sabe, dejo nuevamente mi ventana abierta y te digo Hola, adiós al mismo tiempo. El final de este recorrido por esta ciudad no puedo definirlo como un final.

Porque en esta Gira mágica y misteriosa, que estoy viviendo en UK acompañada por mi amigo de siempre, Hombre de ningún lugar, que un día entró En mi vida para quedarse… llegó con Boleto para viajar y para ser, cada día, Excursionista diario.

El largo y sinuoso camino de una convivencia —sea en pareja, en familia, o en una sociedad en la que has nacido o en la que te ha tocado vivir— no es fácil.

Por ese motivo, Imagino que si nuestra sociedad se rigiera solo por la frase: Todo lo que necesitas es amor, creo que estaríamos dentro de una utopía no apta para el siglo XXI. Esta no puede ser la fórmula mágica de convivencia.

Una convivencia intercultural es, más bien, un ejercicio diario, de prueba y error. Donde aceptarse como eres, para aceptar al otro, es lo más importante. (Palabras de Pepa Duarte.)

Un Campo de fresas no plasma la realidad, pero plantar las fresas en tierra fértil, cuidarlas, cosecharlas y compartirlas… en diferentes recetas de diferentes partes del mundo  sería la verdadera Revolución.

Apliquemos esa vieja regla de Ahí viene el sol después de Una noche difícil.
Para levantarnos cada día con la esperanza de que, podemos  hacer de este mundo algo mejor.

Nuestra estadía, sin Lluvia y con un cielo benevolente, me invita a pedirle al universo: No me falles, nueva generación. Ob-La-Di, Ob-La-Da.